lunes, 27 de noviembre de 2017

Romper la inercia de escribir


En realidad escribir sobre algo interesante no es nada fácil. Para empezar debes conocer o tener una idea sobre lo que quieres escribir. A mí por ejemplo no se me ocurre ni puta idea sobre que escribir. Si lo he hecho hasta estas lineas es que he querido romper con la inercia de una vez por todas y ponerme en marcha y dar el primer paso que cuesta darlo. 

A veces me siento frente a la computadora queriendo escribir alguna idea que se me ocurrió en un momento en que me era difícil hacerlo por motivos laborales pero al llegar a casa por la noche mi energía se desvanece por el cansancio y me dirijo de frente a dormir.  En otras ocasiones cuando logro acumular un poco de energía al llegar y ponerme frente a la computadora simplemente las ideas se desvanecen. Por eso he decidido que la mejor manera de ponerme a escribir es justamente hablando sobre lo difícil que es empezar a hacerlo. 

A veces las ideas fluyen mejor cuando se presentan en el momento menos esperado y de ahí la importancia de llevar consigo un lápiz y un cuaderno o en su defecto un smartphone y escribir aquellas ideas o temas tratando de sacar toda la informacion que fluye por nuestra mente antes que la inspiración se disipe y tal vez no vuelva mas a la memoria o se haga difícil recordarlo.

A veces lamento haber perdido tanto tiempo en cosas inútiles que nunca condujeron a nada importante. La red esta saturada de tanta informacion que se vuelve una adicción tratando de consumir una por una intentando encontrar la clave del éxito, de aquello que creemos que nos sacara del abismo de la pobreza y nos llevara al tesoro al final del arco iris cuando lo único que hace falta es solamente ponerse a escribir. Y justamente por tratarse de algo tan sencillo es que mucha gente no lo considera. Es que también lo que hace falta es tener un estilo para escribir y eso es mas difícil aun. Yo no me considero que tenga un estilo arrollador ni pretendo tenerlo. Simplemente escribo lo que fluye por mi mente tratando eso si de hacerme entender. 

Durante mi vida he escrito muy poco. Con las justas un diario personal que escribía cuando me acordaba y uno que otro artículo de menor importancia en facebook. Creo que los foros ofrecen una excelente oportunidad de escribir sobre algún tema compartido y me sirvió para evaluar como las demás personas percibían mi forma de comunicarte a través de mi escritura. Creo que lo que me ayudo mucho a mejorar mi escritura es la lectura. En mi caso desde pequeño siempre me ha gustado leer. Lo malo es que casi siempre me han atraído los libros de ciencia e historia, muy poco la literatura. Aunque no puedo negar que he leído alguna que otra obra puntual no ha sido lo suficiente como para recomendar a ningún autor importante que de seguro que los hay. Recuerdo haber leído “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez por recomendación de un amigo que era un fans y seguidor suyo. Sin embargo a mí nunca me atrajo las obras literarias y es justamente este tipo de lecturas que los mejores escritores recomiendan a aquellas personas que pretenden ser escritores o solamente refinar y pulir su escritura como es mi caso. De hecho Tampoco pretendo ser un erudito en esta materia. Con que logre transmitir mis ideas de forma coherente me es suficiente.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Brujería en el cementerio


Desde pequeño siempre me fascino las caminatas, aquellos recorridos hacia lugares inhóspitos donde muy pocas personas se atreverían a ingresar sin dejar de pensar que tal vez les esperaría una experiencia desagradable. Justamente ese misterio a lo desconocido es lo que siempre me atrajo. Y hablando de cosas desconocidas tengo una breve historia que contar. 


Cuando contaba con mis 11 años de edad vivía en un barrio algo movido acá en el centro del Callao. A diferencia de mi barrio anterior la muchachada de este sitio era mas intrépida. Recorríamos muchos lugares pintorescos del centro y la periferia de todos los distritos. Y llego el día en que a alguien del grupo sugirió ir hacia el cementerio “Baquijano y Carrillo” del Callao. 

Partimos todos a media mañana y éramos unos 8 a 9 amigos. En aquel tiempo el cementerio era un lugar apartado y descuidado de la ciudad. En muchos pabellones se podían observar partes de las tumbas rotas en donde sobresalía la osamenta incluyendo los cráneos. Aquellas escenas llenaban de pavor a cualquier visitante. A lo lejos veíamos venir los cortejos fúnebres de aquel día. 

Mientras seguíamos nuestra visita en los distintos bloques que conformaban el cementerio llegamos a la zona donde se encontraba el mausoleo de Sarita Colonia, la santa chalaca. En ese entonces no pasaba de ser una pequeña capilla artesanal en cuyas paredes se podían ver numerosas placas de agradecimientos de distintas personas que aseguraban haber recibido alguno que otro milagro. En su interior brillaban muchas velas encendidas y un santero que era el intermediario entre el espíritu de la santa con el devoto. 

A pesar de ser lo mas atractivo de ese lugar sin embargo estábamos por descubrir la escena mas escalofriante de esa mañana. En los alrededores de aquel sitio existían tumbas que databan del siglo 19, es decir de los años 1,800. Habían santos sin cabezas dispersos por todo el lugar y nosotros nos hallábamos caminando por encima de aquellas tumbas muchas de ellas antiguas y con enormes agujeros en cuyo interior podíamos observar los huesos mezclados con ropa desgastada. Creo que si no hubiese sido por el hecho de estar todos acompañados ya hubiésemos huido despavoridos de aquel lugar. 

Mientras andábamos por ahí alguien del grupo pudo divisar un muñeco metido dentro de uno de los ataúdes. Logro sacarlo y estaba hecho de los restos de una camisa color rojo en cuyo centro se hallaba la foto de una joven mujer ensartado de muchos alfileres a su alrededor. Sin duda alguna se trataba de una especie de brujería, “daño” le dicen algunas gentes.  Quedamos todos estupefactos con aquel muñeco no sin preguntarnos quien podía haber hecho semejante barbaridad. 

Y aquí no se trata de creer o no creer en demonios, sencillamente la maldad existe y siempre existirá. Y quien sabe cuantos muñecos mas habrían en las otras tumbas, pues habían muchas con enormes agujeros y muchos de los esqueletos les faltaban el cráneo.  Sin salir de nuestro asombro decidimos desmantelar aquel muñeco retirando los alfileres de la fotografía.  La imagen pertenecía a una mujer de aproximadamente unos 25 años de edad. Parecía ser una estudiante universitaria, tenia la mirada serena y quizás nunca se imaginaria que unos jóvenes traviesos echaron por tierra alguna maldición que quizás haya contribuido a mejorar la vida de esa desdichada muchacha o también haya sido demasiado tarde para salvarla. 

Tanto fue mi asombro por ese acontecimiento que no puedo recordar los pormenores del retorno al barrio. Solo sé que llegamos ya casi antes de oscurecer, el momento justo para descansar y regresar a las aulas al día siguiente.

Romper la inercia de escribir

En realidad escribir sobre algo interesante no es nada fácil. Para empezar debes conocer o tener una idea sobre lo que quieres escribir. A...